sábado, 1 de enero de 2011

Corriendo al sol

Muchas cosas han cambiado a lo largo de mi vida, desde el momento que renací.
El infierno puede llegar a tocar tus manos sin dañarte por unos segundos, puedo existir sin respirar, la brisa tiene su propio lenguaje entre mis manos. Todavía sonrío, todavía lloro, y todavía siento que no estoy en un vacío.... me siento como si fuese mi propia voz y mi propia voz pudiera atravesar el vacío del universo, poder ser tan grande y poderosa para poder tener mi propio control.

Hay cosas que significan mucho para mí, una palabra, una mirada, un roce, una mente....
Números que también tienen su propio control no logran tocarme, yo no quiero que me toquen  y aún así sólo intentan, como si fuese una eterna guerra de roces que no se llegan a cumplir. Muerdo mis labios exasperada esperando que salga el sol, y apretó fuertemente mis ojos a la llegada de este. Tiemblo  y caigo de rodillas lastimando el suelo, abro los ojos como la primera y última vez, una sonrisa se me escapa y aúllo. Mi voz sigue fuerte, rasposa y latente, aunque alcanza lo alto de la cumbre. 
Ya no sólo me protege mi piel, mi pelaje se extiende a lo largo de todo mi ser, mi quijada no es la misma y mi sonrisa no parece ser la misma, mis rodillas no tocan el suelo si no que lo hacen mis garras

Corro.

Estoy corriendo.
No estoy escapando.
Sólo estoy corriendo al sol y al amanecer.
Gozo de mi misma, gozo de mi alrededor.
Y cierro los ojos nuevamente. Puedo correr.
Nunca había sentido tener nuevamente el poder.

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